
Tenías razón. Ya me convenciste.
Has conseguido demostrar que no errabas. Que tu juicio era certero. Que tus palabras eran sabias. Y tus afirmaciones son preclaras.
Sólo quiero decirte que hay algo en lo que te equivocabas. Y que persistes en tu error. Lo que te lleva a afirmar es erróneo. Todas esas situaciones externas e ineludibles a las que acudes, son paja que el viento se lleva. La verdadera razón eres tú.
No se si es egoísmo, torpeza o miedo lo que te mueve así, sólo puedo decirte que, sin duda alguna, es algo dentro de ti.
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